En unos meses voy a cumplir 26 años. Así que, después de reflexionar (y deprimirme) por lo poco que me falta para llegar al tercer piso, me puse a pensar en lo que ha sido este último año de mi vida. Y, como cualquier millenial/blogger/comunicadora, quise para resumirlo un poco en este post:
- Vives en una constante malparidez existencial porque sientes que tu vida no es tan fabulosa como lo habías imaginado en el colegio.
- Sientes la presión de tu familia porque sigues soltera, no tienes hijos ni un prospecto de marido.
- Te replanteas todo. Desde tu elección de carrera y el camino que estás siguiendo en la vida, hasta el detergente con el que vas a lavar la ropa y el color de las paredes de tu casa.
- La mitad del día tienes la mente en otro mundo, imaginando que tienes una vida perfecta y envidiable, o que tu ex te encuentra feliz con otro hombre que resulta ser uno de sus mejores amigos (#dramáticamodeon).
- A veces te sientes tan sola que, de vez en cuando, vuelves feliz a las dulces garras de tu ex y te justificas diciéndote a ti misma «solo es sexo».
- La cruda/guayabo/resaca te dura tres días. No importa si solo tomaste una cerveza ligera, siempre vas a sentir que no puedes levantarte al día siguiente.
- En el fondo del corazón anhelas enamorarte, pero te asusta el compromiso, y cuando conoces al chico perfecto, no te gusta porque es demasiado perfecto. Al final terminas relacionada con un patán, o con un hombre con esposa y tres hijos (no me pasó a mí pero estoy segura que a muchas sí).
- Dejas de emocionarte por tener ropa nueva y comienzas a alegrarte porque al fin llegó el sartén anti-adherente que compraste luego de ver una promo en la tele.
- Los planes que involucran mucho movimiento y contacto con el mundo exterior te dan flojera.
- Tus planes de fin de semana dependen del día del mes y de lo cerca que estés de recibir el pago.
- Te deprimes después de pasar 10 minutos revisando el feed de Instagram, porque te enteraste que Fulanito está de viaje y que Pepita ya se casó. Mientras que tú estás en tu cama sin decidir si lavar los platos o dejarlos para más tarde.
- El cuerpo te empieza a cobrar los excesos de comida y alcohol que tuviste al iniciar los 20’s.
- La motivación va disminuyendo conforme avanza la semana. Es por eso que los lunes sientes que puedes con todo, pero los viernes solo quieres quedarte en la cama viendo Netflix.
- Al final del mes no tienes ni idea en qué carajos te gastaste el sueldo. Entonces decides instalar una aplicación de control de gastos que, en últimas, no sirve para nada.
- Sientes un enorme placer cada vez que compras cosas nuevas para tu casa. Desde unas cortinas, hasta un triturador de ajo que no vas a usar pero que te encant #truestory
- Cada vez que sales con tus amigos, tomas unas 3.825 fotos, y las vas subiendo una a una conforme pasan los días.
- Descubres que solo ves a tus amigos cuando es quincena.
- Descargas cuanta app de citas exista, a pesar de saber que no son para ti.
- La primera pregunta que haces cuando te invitan a salir es si va a haber comida.
- Te da flojera conocer gente nueva, pero a la vez quieres ampliar tu círculo de amigos (#millenials)
- Descubres que no eres tan descomplicada como creías. Al contrario, tienes un demonio oculto que despierta de vez en cuando y ni tú misma te lo aguantas.
- Dos de cada tres veces que pasas en medio de un grupo de niños jugando, escuchas como gritan: «esperen a que pase la señora».
- Vives con un miedo constante de morirte y que nadie note tu ausencia.
- Empiezas a cuestionar tu rol como mujer en la sociedad.
- Ahora, más que nunca, encuentras cierto encanto en la soledad.